Retrato íntimo de una obrera

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“Yo tampoco pedí perder mi trabajo.”

Por Francisco Marín

Deux Jours une Nuit de los hermanos Dardenne cuenta la historia de Sandra (Marion Cotillard), una obrera que tiene sólo un fin de semana para convencer a sus compañeros de trabajo que la dejen reincorporarse de nueva cuenta a su empresa a cambio de que ellos pierdan una bonificación monetaria.

Los Dardenne logran entregar una cinta intimista dejando atrás la retórica, una verdadera fotografía de la situación laboral en Bélgica y en muchas partes del mundo, la cinta es contundente sin dejar de lado una sencilla elegancia.

‘Mesmerising’: Marion Cotillard as Belgian factory worker Sandra with screen husband Fabrizio Rongio

Dos días, una noche apela a los más puros sentimientos de moral de las personas, donde el beneficio de unos significa quitarles a otros, pero ¿qué es lo correcto?  La película no da la respuesta, muestra sin juzgar perspectivas de todos los involucrados y sus propias realidades, aquí no hay bien ni mal social sólo particular.

Una cámara que sigue a Marion Cotillard, durante casi toda la cinta, es la encargada de mostrarnos con crudeza la desesperación de una mujer en depresión, Cotillard nos regala una de las mejores interpretaciones de su carrera, llena de emoción y frustración ante una situación que se escapa de sus manos frente a ella.

La narrativa de la película nos lleva de lo social a lo personal sin juzgar sólo documentando, nos ofrece una mirada global de una situación concreta, que es compleja y devastadora.

El filme nos sorprende con una bomba emocional que nos dejará en el más puro estado reflexivo sobre un hecho que es demasiado cercano a nuestra propia realidad, ¿qué nos dice nuestro sentido humano, el más puramente empático, que se haga en estas situaciones? Sin embargo una sensación de satisfacción abunda cada vez que una persona es capaz de renacer como sujeto.