Siente la crítica visual-desoladora de Jan Ader
Por Anahí Colombón Gálvez
La primera vez que vi I’m too sad to tell you del artista holandés Bas Jan Ader, sentí una profunda tristeza producto de la fotografía en la cual aparece el mismo autor llorando desconsoladamente. Esta postal en blanco y negro de 1970, la cual también se encuentra en formato de video, representa a la perfección la melancolía y la tristeza que el artista desea transmitir. Pero, ¿cuál es exactamente la causa que genera el llanto de este pobre hombre? Parece que dicha explicación queda oculta a la vista del espectador, lo cual rodea a la obra de una especie de intriga. De inmediato, entre el espectador y el artista, se establece un nexo de empatía, el cual nos lleva a reconocer el dolor y la pena de los cuales hemos sido víctimas en más de una ocasión. Y es que el sentimentalismo de su obra, aunado a la fugacidad de su vida, lo han definido como uno de los artistas más trascendentales del siglo XX.
Bas Jan Ader nació en Winschoten, Holanda, el 19 de abril de 1942. Su trabajo se centró en el arte conceptual, interesándose principalmente por la fotografía, el video y el performance. Los años 70’s y su estancia en los Estados Unidos representaron para el artista holandés el momento y el lugar exactos del desarrollo de su actividad artística. Mientras que en la década de los 60’s el arte pop había retratado a la cultura popular estrechamente relacionada con el consumismo y el desarrollo de la clase burguesa, el trabajo de Bas Jan se desarrolla dentro del arte conceptual, en donde los sentimientos y la expresión de éstos juegan un papel fundamental en la visión del mundo.
En la representación de su obra, la cual se caracteriza por el uso de instalaciones y performances de bajo presupuesto, se empleó a sí mismo como sujeto y objeto. Este uso de materiales alejados de la tecnología hacen pensar en la apatía que el artista sentía con respecto a los nuevos recursos empleados para la comercialización del arte. Su trabajo es visto desde un enfoque de tipo existencialista, el cual se aleja de los procesos de modernidad que no sólo alienan al artista, sino también a su obra.
Bas Jan también es recordado por sus “caídas”. En el primer performance se muestra al artista rodando del techo de su casa hasta que cae al suelo; en la segunda toma el mismo sujeto que conduce una bicicleta se lanza a un canal, y en la tercera lo vemos colgado de un árbol hasta que la rama de éste se rompe y el hombre cae al agua. En cada una de las escenas descritas anteriormente se muestra a la fuerza de gravedad como la principal protagonista del acto artístico, sin embargo la caída representa una metáfora de la propia existencia humana. Todo cae por su propio peso, las ideologías, los gobiernos tiranos, las costumbres. Incluso en la muerte el hombre experimenta una caída, la caída del alma misma hacia el vacío de la muerte.
En The boy who fell over Niagara Falls se observa al artista leyendo un artículo publicado en la revista Reader’s Digest sobre un niño que sobrevivió luego de haber caído a las cataratas del Niagara. Mientras Bas Jan se detiene en las pausas de la lectura, bebe agua de un vaso que se encuentra cercano a él. Cuando termina la historia el vaso de agua también se encuentra vacío. Finalmente el artista sale del cuadro y de esta forma concluye el performance.
Ader falleció en 1975, a la edad de treinta y tres años. Se encontraba desarrollando un proyecto artístico titulado In search of the miraculous, una trilogía que consistía en ser el primero en atravesar el Atlántico sin compañía alguna, en una pequeña barca de cuatro metros. El yate zarpó de Cabo Cod, Massachussets con el objetivo de llegar a Falmouth Inglaterra. Se tenía previsto que el viaje duraría cerca de dos meses, sin embargo dicho propósito tan ambicioso, por desgracia, no se concretó. La embarcación se precipitó en el mar y nunca se volvió a saber nada de él. El bote fue hallado cerca de Irlanda, sin embargo su cuerpo jamás se encontró.
Luego de su muerte, el trabajo artístico de Ader fue rescatado del olvido, pues su obra exponía sentimientos como la soledad, la tristeza y el vacío existencial que la posmodernidad ha dejado en cada uno de los individuos procedentes de las grandes urbes.
En el año 2007 se estrenó el documental Here is always somewhere else del director holandés Rene Daalder. En esta cinta la vida y obra de Bas Jan es vista desde la óptica del cineasta, en donde las entrevistas con familiares y amigos, así como la incorporación de los performances que Ader realizó en vida nos muestran más de cerca la vida y la obra del artista. Para Daalder la desaparición de su compatriota es descrita como “uno de los grandes misterios del mundo del arte”.
A pesar de que la obra de Bas Jan Ader fue poca, su legado ha permanecido, ya que ha servido de inspiración para muchos artistas que ven en su desaparición la muerte prematura de un héroe del arte contemporáneo. Lo cierto es que su obra, llena de melancolía, explora el lado sentimental más profundo del hombre posmoderno, de esos seres que han perdido el sentido de sus vidas en un mundo donde Dios ha dejado de ser la respuesta a todas las preguntas.