Las fotos de Sebastião Salgado golpearán tu indiferencia cotidiana
Por Romi TO
Los fotógrafos son artistas que pintan con luz y sombra, retratan la realidad y nos cuentan historias con sus bellas fotografías. La Sal de la Tierra es un documental sobre la inspiradora vida del fotógrafo brasileño Sebastião Salgado, quien desde hace más de 40 años ha recorrido los continentes capturando las diversas y contrastantes condiciones del hombre alrededor del mundo.
La cinta es un bello trabajo fotográfico excelentemente dirigido por el buen Win Wenders, pero sobre todo, es una bella historia de vida sobre un verdadero ser humano que ama el mundo y a todas las especies que en el habitan.
De voz de Sebastião Salgado conocemos qué fue lo que lo inspiró para convertirse en un fotógrafo social y ambientalista, conocemos sus sueños, temores, triunfos y tristezas. En muchas ocasiones los documentales biográficos pueden aburrir o caer en la morbosidad, este no es el caso, la bella fotografía, un soundtrack que acompaña y la forma en la que Sebastião, su hijo y Wenders narran sucesos históricos de la humanidad que han sido captados por el lente de Salgado, son los bellos elementos que llegan al espectador y se instalan en su alma.
La historia de la humanidad es cruel, llena de injusticias y arbitrariedades, Salgado ha capturado con su lente sucesos sumamente dolorosos que han sido obra del hombre y de los cuales realmente sentí vergüenza, en diversas ocasiones las lágrimas cubrieron mi rostro porque es sabido por todos de las hambrunas que existen en África, pero ver esas impactantes fotografías te golpean y no puedes quedarte indiferente. Al igual que Salgado llegué a creer que los humanos no merecíamos ya nada, que éramos lo peor que le había pasado al mundo.
¿Por qué somos tan violentos, abusivos, tiranos? Quizá haya muchas respuestas, pero ninguna jamás justificará todo el daño que nos hemos hecho los unos a los otros y a la naturaleza en general. Los humanos nos sentimos tan superiores que creemos que el mundo es nuestro y que podemos hacer y deshacer a todas las especies a nuestro antojo. Nos inventamos dioses que van a venir a arreglar nuestros errores porque no somos capaces de subsanar los daños que hemos causado.
La realidad es muy simple, no somos los dueños de este mundo ni superiores a nadie y ese es el punto que Salgado toca en la cinta, somos tan naturaleza como un chimpancé, como una iguana o una ballena y sus fotografías son la prueba fehaciente de que no existen diferencias entre los seres vivos. Somos hermanos que estamos unidos por células.
Las entregas fotográficas de Salgado son poemas de amor a la humanidad y a la naturaleza, son cartas dirigidas a los humanos para que comencemos a cuidar el único hogar que tenemos. Su historia es el ejemplo de que los grandes sueños pueden hacerse realidad si comenzamos a trabajar en equipo y con perseverancia, aún estamos a tiempo de enmendar nuestros errores. Incluso si no alcanzamos a ver los resultados de nuestras buenas acciones no nos rindamos, las futuras generaciones sí lo harán y el mundo será un mejor lugar para ser felices.
Los hombres somos la sal de la tierra, no perdamos el sabor.