Wim Wenders y una banda detenida en el tiempo

 

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Por Elizabeth Limón

Dirigido por el gran director Wim Wenders, el documental refleja la vida dentro y fuera de la agrupación Buena Vista Social Club. Grabado en el año 1998 vemos a los miembros de la banda ensayar en su natal Habana, con el objetivo de grabar un álbum.

La tomas hacen un retrato fiel de ese lugar, una Cuba detenida en el tiempo, donde viejos automóviles circulan por las calles, donde vemos edificios antiguos con estructuras muy clásicas, y notamos que incluso los aparatos electrónicos que utilizan parecen sacados de una película de los 50’s.

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Lo único que parece no detenerse en el tiempo es la música, envolvente y rítmica, le brinda a los músicos una felicidad indescriptible. Mientras cada uno va contando cómo es que inició su pasión musical, vemos no sólo a los personajes que se paran frente al escenario, sino un grupo de personas que aman lo que hacen, por lo que sus relatos y la manera en que se relacionan entre ellos tiene que ver mucho con su entusiasmo compartido.

Las historias que Ibrahim Ferrer, Omara Portuondo, Eliades Ochoa, Compay Segundo y Ry Cooder comparten con la cámara de Wenders por momentos son sumamente íntimas, por lo que están abriendo una ventana a su interior, mostrando que hay más allá de su música, pues también se busca la evocación de los recuerdos.

La idea de desmembrar a los integrantes de esta forma, permite observar con otra mirada a la agrupación, dando cuenta de la importancia que tiene cada miembro dentro del grupo; pues después de contar sus anécdotas, la cámara los observa mientras realizan un concierto, pero la imagen cumple la función de centrarse en cada uno de ellos, como si estuviesen haciendo un solo interpretativo, incluso cuando la demás música los rodea, ellos son el centro de atención.

La cámara recorre las calles de Cuba con los intérpretes, pero también los acompaña en una de sus giras más importantes, su función en el Carnegie Hall de Nueva York. Visitando ahora una isla moderna, los músicos ven condensado su sueño de ser reconocidos en otra parte del mundo. Buena Vista Social Club no es solo un documental musical, sino la estampa de lo que es la vida en una isla, una isla alejada de la modernidad.