Revisa estas 10 imperdibles del ciclo Pinta la Revolución

Imagen: MPBA

Por Qornelio Reyna

La exposición Pinta la Revolución: Arte moderno mexicano, 1910 – 1950, ubicada en el Palacio de Bellas Artes, es quizá una de las exposiciones más relevantes del año. En ella, se albergan las vanguardias artísticas de varias disciplinas inspiradas por el movimiento revolucionario de nuestro país.

Con el objetivo de ampliar su oferta, la Cineteca Nacional, presentará un ciclo dedicado a las películas más relevantes del periodo, todas influenciadas por el contexto social, económico, político, industrial y artístico de su momento.

Del 14 de marzo al 4 de mayo del 2017, las 20 películas del ciclo se presentarán en las instalaciones de la Cineteca Nacional, la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes y la Biblioteca México, todas acompañadas de diversos académicos e historiadores.

Aquí puedes echarle un ojo a nuestro top 10 (ordenado aleatoriamente) que recoge las que consideramos las mejores cintas del ciclo. Para más información vista el sitio oficial del Palacio de Bellas Artes.

  1. Santa (Antonio Moreno, 1932)

La primera película sonora mexicana es esta segunda adaptación de la novela homónima de Federico Gamboa, que cuenta la historia de una chica de pueblo que por azares de la vida, termina en un burdel al lado de un músico ciego que se enamora de ella. Fue, quizá, el inicio de la industria fílmica mexicana.

  1. Allá en el Rancho Grande (Fernando de Fuentes, 1936)

La película definitiva que da inicio al cine mexicano como industria, a la llamada “época de oro” y al cine ranchero. Se ganó el premio de mejor fotografía en el Festival de Venecia dos años después, a cargo del reconocido cinematógrafo Gabriel Figueroa.

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  1. ¡Vámonos con Pancho Villa! (Fernando de Fuentes, 1935)

Considerada por críticos, historiadores y por el mismo De Fuentes, una de las mejores películas mexicanas de todos los tiempos. Fue comprendida como tal a la postre, pues en su estreno en el Cine Palacio duró solamente una semana.

  1. Ahí está el detalle (Juan Bustillo Oro, 1940)

La cinta que impulsó la carrera de un jovenzuelo Mario Moreno “Cantinflas, donde conoce a quien será su compañero fiel, el también comediante Manuel Medel. Sirvió de modelo para muchas de las cintas de enredo posteriores a ella, convirtiendo a la comedia en uno de los grandes géneros fílmicos a nivel nacional.

  1. La mujer del puerto (Arcadi Boytler, 1933)

Calificada por la periodista Luz Alba como “la primera película nacional que verdaderamente merece el calificativo de excelente”, esta cinta continúa con el “cine de prostitutas” que se inaugura con Santa, figura recurrente del cine mexicano de la época.

  1. Redes (Fred Zinneman y Emilio Gómez Muriel, 1936)

Narra la historia de un pueblo de pescadores que toma conciencia de su condición precaria. Realizada durante el gobierno Cardenista fue pensada como parte de un programa que pretendía generar una cierta conciencia nacional a la vez que atacaba el analfabetismo de la época.

 

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  1. Una familia de tantas (Alejandro Galindo, 1948)

Es uno de los mejores retratos fílmicos de la sociedad  mexicana de la posguerra, que a diferencia de la afrancesada sociedad burguesa del Porfiriato, ésta más viene se influenciaba por la cultura sajona norteamericana.

  1. Enamorada (Emilio “el indio Fernández, 1946)

La primera de muchas colaboraciones entre María Felix, “La Doña”, y uno de los cineastas más famosos del cine nacional: “El indio” Fernández. De acuerdo con Emilio García Riera, El Indio “sentía en carne propia el dolor del enamorado Armendáriz, tan macho y tan bragado, pero tan desvalido ante el rechazo de la hembra”.

  1. El automóvil gris (Enrique Rosas, 1919).

Puede que ésta sea la mejor película del cine mudo mexicano. Se basó en una serie de asaltos realizados por la “banda del automóvil gris” en la Ciudad de México en 1915 y originalmente nació como un serial de varios episodios, que reunidos logran 4 horas de vistas al México revolucionario.

  1. Los Olvidados (Luis Buñuel, 1950)

En su exilio, Luis Buñuel, conocido por su cine surrealista, realizó en México “El gran calavera” (1949), donde llamó la atención del productor Óscar Dancigers, quien le ofreció los estudios Tepeyac para realizar una “verdadera película”. Estrenada en el Cine México, le valió al director portolés un premio de Cannes a mejor director y es considerada una de las mejores cintas mexicanas de todos los tiempos.