Handel, lo terrenal ante los abismos de la ilegalidad y la ambición

 

Fotografía: Alberto Molina

Fotografía: Alberto Molina

Texto y fotografías por Alberto Molina

Handel es una puesta en escena escrita por Diego Álvarez Robledo y dirigida por Luis Eduardo Yee, que ejemplifica la trata de personas como el resultado más cruel para sus personajes a la hora de perseguir un sueño. Dicho de otro modo, la lucha por sus aspiraciones luce incierta ante los abismos de ilegalidad y ambición.

Así como los sueños de Lukja (Sofía Sylwin), Carlos (Pablo Marín) y Mariano (Miguel Romero) son genuinos y profundamente guiados por la emoción, su “terrenalidad” se cuestiona por medio del método para llegar a ellos. Es justamente en esa cuerda floja donde nos preguntamos: ¿a qué precio nos vendemos para alcanzar (financiar) nuestras metas? En muchos casos, se deshumaniza el cuerpo y se entrega cual transacción a cambio de una libertad paradójica, nublada e irrealizable, más llena de obstáculos que de cumplimiento de objetivos.

Fotografía: Alberto Molina

Fotografía: Alberto Molina

Pequeñas bombas se sueltan a lo largo de la puesta. La trata de personas como eje central de la producción es el punto de ebullición de historias colaterales igualmente desmenuzadas con un enfoque mucho más íntimo y personal, haciendo caer el telón del dolor de los personajes como bolas de nieve, crecientes en problemas y cayendo en picada sin punto de retorno.

Los motivos que les orillan a caer en la trampa, arrastrados por el remolino de pasiones que los revuelcan, son más fuertes que el propio cautiverio. La transición del anhelo al sufrimiento pasa a través de la soledad, la enfermedad y la falta de identidad, dignas del callejón sin salida al que voluntariamente accede cada protagonista. El hecho delictivo se transforma en la locación de encuentro, el fondo, el paisaje.

Fotografía: Alberto Molina

Fotografía: Alberto Molina

Se aplaude, además, la ausencia de los juicios de valor inconscientes, de la victimización no siempre fundamentada. Cada historia emerge de los sueños individuales, la ambición y el precio que cada poseedor le pone a su cuerpo.

El compilado de dulces tragedias se combina estratégicamente con la sencillez de los textos y la versatilidad de roles de cada miembro del elenco. Más allá del lenguaje verbal, los aciertos en el vestuario y la escenografía se basan, curiosamente, en lo austero y poco llamativo de los mismos. Quizás intencionadamente, la contextualización de las prendas y el escenario se amolda perfectamente a cada situación sin necesidad de hacer cambios ni romper con su universalidad, manteniendo cautiva la atención del público en la estructura de la obra y las palabras atiborradas de sentimientos de los personajes.

Temporada del 31 de mayo al 27 de julio.

Martes y miércoles a las 8:00 p.m.

Sala CCB del Centro Cultural del Bosque.