Ritmo, sabor y dolores amorosos
Por Fernando Cervantes Radzekov
@FernandoCervan3
Suave noche que cobija el cansancio de quienes volvemos a casa luego de un día de trabajo brutal. El cansancio físico y mental, ¿cómo despertar del letargo? La radio, siempre humilde y fiel a quien busca en sus entrañas, me dio la respuesta. Chévere suave, una banda defeña, diez miembros que, desde 2009, impuso su ritmo latino en mi corazón.
Gracias a la UNAM, el Festival Intersecciones ofreció un concierto totalmente gratuito el viernes 27 de noviembre en la sala Julián Carrillo. El ambiente fue el esperado, muchos entusiastas de ritmos tan variados como el reggae, salsa, cumbia, hip hop, jazz, balada, son cubano, rumba, ska… En fin, toda una fusión de sonidos íntimamente ligados a nuestro continente.
Por otra parte, sus voces elevan plegarias libertarias, dolores amorosos o el simple gusto y placer por el baile y la cachondería del cuerpo en movimiento. Así lo demostraron en el recinto universitario, que a pesar de no ser adecuado para el baile, su música hizo que los asistentes dejasen de lado las barreras imaginarias de lo permitido y bailasen al compás de estos jóvenes músicos.
Ante todo se pretende transmitir un mensaje positivo, buscando que esta música genere la sensación de unidad en el baile y el deleite, con la pretensión de generar un cambio en la conciencia social.
Chévere suave es baile y conciencia, goce pleno de la mente y los oídos. Originalidad y talento es lo que caracteriza a esta banda que poco a poco acumula éxitos en todas direcciones. No pararemos de disfrutar su obra y esfuerzo así como ellos no dejarán de mover cabezas con inteligencia y maestría. ¿Está chévere, no?