Ana Tijoux y su locura colectiva casi galáctica
Fotografías: Polan Zepeda
Por Ulises Miguel
Su música no sólo encaja en esa típica imagen que muchos tienen: gorras y playeras a las rodillas. A.T. es para un público muy diverso que busca en sus rimas una forma de decir “no retrocedas” con los puños cerrados, con las palmas sobre las cabezas que de arriba a abajo se convierten en una aprobación constante de rimas.
Una banda en vivo y un dj acompañaron esta noche la presentación de Ana Tijoux en el Pasagüero de la ciudad de México, donde no sólo escuchamos temas de su nuevo álbum, sino que también oímos tracks de sus producciones anteriores para hacer de este concierto un soundtrack para un viajero en el tiempo.
El concierto inició con la participación de Ariana Puello, una rapper que trajo a este lugar un setlist de versos en español con mucha energía para mover todo el cuerpo y gritar sin arrepentirse: que la fiesta no pare. Más de media hora de hip hop con letras de coraje y reacción fue la participación de Puello sobre el escenario compacto.
El sold out de esta noche se hizo notar con mucha temperatura y con cuerpos amontanados para ver a una de las representantes más destacadas de la escena latina. La fila enorme que se veía afuera desapareció para volverse un monón de gente casi sincronizada que saltaba y gritaba frente a Ana Tijoux.
Entre las canciones que A.T. nos dejó escuchar esta noche estuvieron Sacar la voz, un track que fue un blanco y negro melódico con rimas rojinegras de lucha; Shok, una plegaria en tonos altos para gritar sin miedo el reclamo hacia un gobierno dominante.
Los peces gordos no pueden volar y Antipatriarca, dos cartas para manifestar libremente el reclamo social contra régimenes asumidos por obligación o incosciencia. Somos sur y 1977, un par de cohetes que llevaron el concierto a un nivel casi galáctico para ataerrizar en una plataforma de inexistente descanso.
Todo fue como una locura colectiva en varias estrofas rimadas sobre instrumentos clásicos del rock acompañados con un scratching sobre viniles negros. Una de la mañana sin parar. Olé, eló, olé Ana…Chile está más cerca del D.F., casi vecinos. Un concierto de rap en español que nada le pide a su par anglosajón.