Las vibraciones musicales del agua
Por Ludim Cervantes
¿Si la música es un estado de ánimo, nosotros mismos podemos llamarnos música? Debe ser así, pues nosotros le damos ese sentido a la música misma, como seres vivos respondemos a los impulsos emocionales y la música es simplemente una representación de las emociones y sentimientos de alguien más. Los que crean arte, independiente de que arte se trate, desarrollan la capacidad de expresión al máximo. Requieren tener cierta sensibilidad para desarrollar dicha actividad. El arte debe crearse emotivamente y percibirse de la misma manera. En el caso de la música, resulta siempre estar ligada a nuestros estados de ánimo. Dependiendo de eso es el tipo de música que preferimos elegir. Lamentablemente esto no garantiza la cura si estamos tristes o la gloria si estamos alegres. Los especialistas recomiendan que si uno está triste no debe oír música melancólica, se hunde más, a menos que se requiera de un azote extremo para poder sanar de prisa, no es recomendable. Como la música es un estado de ánimo mismo, se debe disfrutar cuando nosotros estemos en estado Zen, con esa tranquilidad permanente que pocas ocasiones sentimos.
Un ejemplo claro de que somos seres de estados, es la reacción que tienen las partículas de agua a la exposición con la música, incluso con la voz. Somos 70% agua como ya sabemos, en este caso se hicieron experimentos con las partículas, llegando a descubrir diversas formas de estas dependiendo que música y voz escuchaban. En un artículo de la gaceta científica americana 21st Century Science and Technology, Waeewn J. Hamerman observa que esta materia orgánica genera frecuencias representadas por 42 octavas por arriba de lo central en comparación a las teclas de un piano. El contacto de la música con el agua que tiene nuestro cuerpo, sumado a ellos las terminales nerviosas, ¿qué resulta? Una gran masa de emociones que varían. El agua varía dependiendo la música, no como las emociones. Si vemos que una cosa va ligada a la onda neuronal y lo otro es más natural.
Somos completamente seres dependientes de la música, cualquiera que nos guste oír, eso depende de las preferencias de cada individuo, que son a las que nuestro sistema nervioso y ahora el agua que contenemos vibran y nos causan placer o dolor.
La música siempre ha sido compañera de vida del ser humano a lo largo de la historia, incluso antes de conocer la música como tal, pues los hombres cavernarios que no contaban con selectos instrumentos, realizaban sonidos, con la voz y objetos para ya sea tranquilizar a los niños o para convivir con otro humanos. Es un acto de socialización. La música es una representación de la necesidad humana para comunicarnos. No entenderemos otro idioma extravagante pero si va logado con un ritmo agradable a nuestros oídos, seguro que aprenderemos mucho más, de los sentidos, de las vibraciones, de lo que el otro trata de decir.
Ahora cada vez que escuchen música pensaran que no sólo va ligada a sus emociones y sentimientos, si no al agua que destilamos, y no me refiero a las lágrimas o al sudor, si no a las que vibran dentro de nuestro organismo.