SALÓN ACME, un modelo público del arte contemporáneo
Por Ulises Miguel
Apostar por el talento de artistas que recurren a la exploración de técnicas visuales para materializar un discurso de manera disruptiva es la bandera que ha caracterizado a SALÓN ACME, una plataforma artística que ha llegado a su quinta edición con una base sólida de propuestas emergentes que están nutriendo el circuito del arte contemporáneo mexicano, al cual podemos describir como una esfera cada vez más inclusiva, ya que los espacios que le dan voz están en constante crecimiento.
Al mismo tiempo, SALÓN ACME se nos presenta un modelo público del arte en tres sentidos: realiza una selección de artistas a través de una convocatoria donde la misma oportunidad se abre para quienes buscan exponer; las temáticas discursivas se abren en diversos caminos, por lo que lo público (como lo social y lo político) están involucrados; por último, y a diferencia de otros espacios, para acceder a las propuestas de arte contemporáneo no hace falta más que asistir al recinto y liberar la mirada, haciendo del free access una vía para tener experiencias visuales.
Retomando el carácter público de las piezas artísticas, dos nombres llamaron nuestra atención por sus ideas políticas y coyunturales: Cirse Irasema y Mónica Iturribarria. Ambas nos refuerzan la idea de que el arte contemporáneo también es una vía para comunicar inconformidad en un contexto donde la censura (directa o indirecta) en el periodismo imposibilita o merma un ejercicio vital en la “democracia”: la libertad de expresión.
Cirse Irasema
Su trabajo se desarrolla sobre técnicas que van de la pintura a la intervención; ha participado en diversas exposiciones como la 1°Bienal de Arte Contemporáneo Méx-Eur: De lo Bello y sus Formas, y la exhibición multidisciplinaria Origen y Trascendencia en la Galería Agua Fuerte.
Con su serie Nuevos pesos mexicanos notamos una crítica política-económica hacia un gobierno mexicano que vive en un preocupante entorno internacional. En ella encontramos figuras caricaturescas de la televisión “americana” sobre billetes mexicanos para recordarnos la enorme influencia y dependencia de nuestra economía con respecto al país vecino, pero al mismo tiempo, nos deja ver la ironía de esta situación haciendo referencia al carácter humorístico propio de los dibujos animados.
Así las figuras infantiles han tomado el lugar de figuras nacionales para “arrebatarnos” aquella soberanía estipulada en las leyes, pero maltratada en la realidad a lo largo de la historia.
Mónica Iturribarria
En sus obras ha empleado el dibujo, la instalación, la intervención y el ensamble, pero también se ha involucrado en el bordado y la pintura textil para crear un discurso visual que aborda diferentes temas sociales, como lo es el narcotráfico.
De esta forma, la artista hace una reversión de la realidad comunicada en los medios de comunicación a partir de una técnica tradicional donde lo creado se define punto por punto, parte por parte e hilada por hilada hasta concretar un todo; a partir de ello observamos un juego de construcción y reflexión de hechos trascendentes donde un medio tradicional arraigado en lo cotidiano también se convierte en una forma denuncia y asume un rol estético.
El uso del bordado nos recuerda el trabajo de Louise Bourgeois o el de Amor Muñoz, quienes también usan esta plataforma para fines artísticos. Cabe decir que entre las exposiciones donde Iturribarria ha participado se encuentran 1/40 000 ante el dolor de los demás (Mupo, Oaxaca 2013) y 3/60,000 en la Galería Freelance como parte del Festival Interzona, (Tijuana 2013).