Confusión de una ausencia psicótica
Por Francisco Marín
“Everyone told us, and told us marriage is a hard work.”
El gran problema de todas la relaciones amorosas siempre puede ser el desconocer lo que piensa la otra persona, por más que se intente colarse en sus pensamientos, sentimientos y emociones la tarea resulta prácticamente imposible, no hay forma de abrir la cabeza del otro para conocer sus más profundos deseos y miedos ni aunque escudriñemos en sus cerebros.
La décima cinta del aclamado director David Fincher, Gone Girl (Perdida), nos sumerge en uno de los mejores thrillers de los últimos años, donde Nick Dunn (Ben Affleck) llega a su hogar para encontrar lo que parece ser la escena de una gran pelea, además no tiene idea del paradero de su esposa, Amy, (Rosamund Pyke), a partir de este momento se desatará una desenfrenada búsqueda para dar con ella. Esta búsqueda nos revelará la historia del matrimonio y develará detalles confusos y callejones sin salida sobre la ubicación de la mujer.
Fincher es de los directores que tienen una estética propia y Gone Girl la lleva a otro nivel. Sombras e iluminación que recuerdan al sepia con las tonalidades amarillas nos sumergen en un ambiente sombrío, el mismo en el que se encuentran los desesperados personajes. Cada detalle de la cinta es meticulosamente cuidado y estilizado a manera que funcione al dinamismo de la narrativa.
La cinta se basa en la obra homónima de Gillian Flynn, y es ella quien adapta su propio trabajo para el cine, este hecho se agradece, ya que junto con la edición del filme, logran mantener sentimientos de duda e intriga a lo largo de las 2 horas y 25 minutos que dura la película. La historia se cuenta sin trampas o curvas engañosas, sólo nos muestran los puntos de vista de todos los involucrados, logrando acrecentar el halo de misterio que nunca nos deja, aún después de haber abandonado la sala de cine.
Affleck entrega una actuación poderosa, logra estar al nivel y superarlo de su última cinta, Argo. Rosamund Pyke no se queda atrás, su actuación, llena de matices deja frío a cualquiera. Además de los protagonistas se aplaude la participación de un elenco secundario atinado que sorprende de igual manera, donde Neil Patrick Harris y Carrie Coon se destacan.
Gone Girl nos permite conocer la evolución de un matrimonio y las transformaciones a las que se ven sometidos los involucrados gracias al otro es sorprendente. La evolución del amor de la pareja y los límites que sobrepasa pueden llevarnos a la locura y a perderlo todo. Nos encontramos en una sociedad que no perdona los errores, en donde los medios de comunicación castigan y toman partido, manipulan sentimientos, y estos últimos sí se adentran en los cerebros y pueden conocer lo que realmente piensa una persona, ya que las ideas que desarrollan, pueden, ser las mismas que los mismos medios manejan.