De la recuperación y (las) Memorias en televisores obsoletos

Foto propiedad de Centro Multimedia, Exposición Memorias, 2015 (2)Por Mario Mendicuti Abarca

No existen las televisiones de plasma ni las LCD. Normalmente, se comparte una habitación para ver las que sí se han inventado. Son pocas las casas que tienen alguna más en otro cuarto. Al encender el aparato, se observa cómo una línea blanca horizontal aparece de lado a lado. Los sonidos comienzan primero que las imágenes, las cuales se encuentran ya en movimiento cuando logran hacerse visibles.

Si son niños los que se sientan frente al televisor, seguramente se cambiará de canal hasta que aparezca algún popular dibujo animado de la época: una pantera de color rosa, unos gatos callejeros, un muchacho que maneja un auto de carreras, entre varios otros, podrían desfilar por la pantalla. Regresar de la escuela y apretar el botón de encendido significaba para muchos saludar a un integrante más de la familia.

Foto propiedad de Carolina Esparragoza. Sin título, de la serie Memorias, Carolina Esparragoza, 2005 (3)

Hoy, la serie Memorias, de Carolina Esparragoza, evoca un momento de la vida de los que crecieron en las décadas de 1970 y 1980, al hacer fijo lo que se recuerda como una animación y al mostrarlo como huellas en nueve pantallas de televisores en blanco y negro de cinco pulgadas, a manera de esculturas. A partir de un proceso fosfográfico, aprendido cuando la artista experimentaba con la televisión de tubo de rayos catódicos, se da vida nuevamente a personajes que marcaron la infancia de varios.

Desde la “imagen fantasmagórica” que resulta, se trae de vuelta una “memoria colectiva” —como las llama Liliana Quintero en el lúcido ensayo que acompaña la exposición— que conformó la identidad de diversas generaciones de ese tiempo. Las piezas materializan el recuerdo de lo que hace años parecía ser una nítida ilustración.

Foto propiedad de Carolina Esparragoza. Sin título, de la serie Memorias, Carolina Esparragoza, 2005 (2)

La serie, como se ha mencionado, está conformada por nueve esculturas-imagen. ¿Por qué no sólo decir que, por medio de la reacción que tiene el fósforo del interior de la pantalla ante los haces de electrones, se ha “dibujado” en ésta como lienzo? La inquietud por el tiempo y por el espacio, la manera en la que cada pieza se ocupa de ellos, es la respuesta. Una imagen que es hoy vieja permanece al interior de un aparato tecnológico obsoleto.

De las bodegas en las que el ser humano ha arrumbado los artefactos que le habían acompañado, se ha recuperado uno y se le ha reformulado. En él, se dibuja un dibujo ya antes dibujado. Al apropiarse nuevamente del objeto y de los contenidos electrónicos que éste transmitía, Carolina Esparragoza traslada al mundo físico una parte de su subjetividad, que el espectador, hasta el momento en el que se enfrenta a la obra, no sabía que compartía con ella. Así, soporte e imagen son cristalizados: lo que antes se movía, ahora permanece. Se espera no que lo obsoleto sea funcional de nuevo, sino que, como elemento traído de otro tiempo, evoque sentimientos y detone reflexiones.

Foto propiedad de Carolina Esparragoza. Sin título, de la serie Memorias, Carolina Esparragoza, 2005 (1)

Memorias fue beneficiada por el Programa de Apoyo a la Producción e Investigación en Arte y Medios (PAPIAM) y realizada en el 2005. Ese mismo año, fue ganadora del segundo lugar en el concurso del Festival Internacional de Artes Electrónicas y Video Transitio_MX 01, obtuvo una mención honorífica en la VII Bienal Monterrey Femsa y fue seleccionada en la XII Bienal de Fotografía del Centro de la Imagen.

La muestra se encuentra en la Galería de Arte Electrónico “Manuel Felguérez”, del Centro Multimedia, al interior del Centro Nacional de las Artes. Estará abierta al público hasta el 12 de junio de 2015 de lunes a viernes de 9:00 a 18:00 horas.

 Foto propiedad de Centro Multimedia, Exposición Memorias, 2015 (3)