Lorelle Meets The Obsolete: la psique fracturada y el talento psicodélico juntos
Por Miriam Sanabria Colin
En un medio musical donde la palabra talento ha sido tergiversada al grado de confundirse con buena apariencia, status social, ventas de discos estratosféricas, marketing o simplemente aparecer en comerciales de frituras, conciertos populares y convertirse en la vaca sagrada de alguna televisora conocida, es cada vez más complicado darle a la palabra el uso correcto y más difícil aún coronar a alguien con ella. Lorelle Meets The Obsolete no sólo pueden ser considerados uno de los duetos musicales más talentosos de México en muchos años, sino también una banda fuera de lo común, empezando por las ronchas que para muchos nacionalistas puede causar que la banda escriba y grabe en inglés, hasta el hecho de que son casi completamente desconocidos en su tierra natal, la bella Guadalajara,y no dudo que en el resto del país.
Lorena Quintanilla y Alberto González unen sus esfuerzos por proyectar al mundo su interior, una psique que fluctúa entre los sueños y la alucinación sonora, una psicodelia que se abre paso en el difícil camino musical para mostrarle al mundo su última producción titulada Chambers, cuya principal característica es el arduo y cuidadoso trabajo de estudio, donde cada aullido está plenamente justificado: fuzztone de guitarras característico de los años 60’s y sintetizadores que derivan en un viaje musical completo en toda la producción. Si bien sus anteriores trabajos parecen ser piezas cortas, desenfadadas y muy buenas, On Welfare y Corruptible Faces, Chambers suena a madurez musical, esta producción amparada por primera vez por Pete “Sonic Boom” Kember en New Atlantis Studios, tiene el apoyo de otros músicos de estudio entre ellos Mikale de Graff y Alex Narinskiy.
A pesar que Lorelle Meets The Obsolete mantiene la esencia que los ha caracterizado hasta ahora, cada pieza es única, más grande y nebulosa que la anterior. Las composiciones guardan un toque conceptual que tiene influencias de Syd Barrett, Julio Cortázar y Albert Camus dando como resultado una lirica mágica, imaginativa y sumamente original, a su vez combinada con la experimentación instrumental cuyo resultado es un shoegaze psicodélico de gran calidad.
Hasta ahora parece que la pretensión de fama y fortuna queda de lado cuando se trata de hacer música con todos los sentidos; algunas de las piezas incluidas en esta producción van desde la oscuridad profunda como Dead Leaves hasta la estridencia musical como Sealed Scene o I Can’t Feel The Outside sin olvidarla joya de la corona, Music for Dozens.
En suma una banda y una trabajo de la cual valdrá la pena hablar por mucho tiempo, Lorelle Meets The Obsolete llegó para romper los límites impuestos a la conciencia popular y a la vida diaria por el sistema dominante; son un ejemplo de cuando la música se vuelve una herramienta de meditación nacional.