Destellos de una vida en decadencia

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Por Francisco Marín

Anxiety, nightmares and a nervous breakdown, there’s only so many traumas a person can withstand until they take to the streets and start screaming.

Pareciera ser que cada día que pasa las personas van perdiendo su humanidad mientras van cediendo terreno a elementos superficiales y banales, tales como la apariencia física, el estatus social, los bienes materiales y hasta el mismo dinero que poco a poco se ha convertido en protagonista de toda relación humana.

Es este último el que llevo a Jasmine (Cate Blanchett) a tener sus más grandes glorias pero también sus momentos más decadentes; tras descubrir que su esposo (Alec Baldwin) la engañaba y obtenía todo el dinero a través de grandes fraudes, Jasmine se queda sin nada ni nadie a quien recurrir más que a su hermana (Sally Hawkins), a quien menospreció e ignoró cuando tuvo la oportunidad de ayudarla, una mujer de clase trabajadora que se gana la vida empacando productos en un supermercado, esto supondrá un cambio brutal en la vida de la protagonista pero sobre todo será un gran golpe de realidad del que no será fácil salir.

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La trascendencia del dinero en el ser humano no es el único aspecto que aborda Blue Jasmine del director Woody Allen, sino también, los marcados estereotipos y la impresionante forma en la que todo ser humano, a través de sus decisiones, va forjando su vida siguiendo los mismos patrones que antes, aceptando solamente lo que cree merecer sin aspirar nunca a una mejora, vivimos en un círculo vicioso generado por la decadente aceptación y un abrumante conformismo.

La película brilla por el tremendo tono de comedia ácida aplicado a personajes reales, las magníficas tomas panorámicas que invaden, como en Manhattan (1979), la pantalla combinadas con un gran trabajo en la cinematografía por parte de Javier Aguirresarobe, quien trabajó antes con Allen en Vicky Cristina Barcelona (2008), pero lo que realmente resalta es el maravilloso trabajo del reparto en el que resaltan Sally Hawkins y Cate Blanchett.

El guión de Allen triunfa por la crudeza y realidad que impacta como una bofetada en sus protagonistas. La forma en que el neoyorkino nos lleva por una de las situaciones más difíciles que puede vivir una persona es devastadora pero cómica al mismo tiempo, es auténtica en todo sentido.

Blue Jasmine no sería la película que es de no ser por Cate Blanchett, la actriz no solamente interpreta a un personaje sino que se mimetiza con su piel, cuando Jasmine tiembla y su voz se corta podemos ver en el rostro de la actriz la angustia y desesperación que siente una persona al ver su vida venirse abajo. Sally Hawkins es igualmente sorprendente, es capaz de seguirle el paso a Blanchett. El persoanje de Hawkins lucha por salir adelante en un mundo que parece disfrutar verla caer.

Blue Jasmine es el reflejo de la sociedad actual con todas sus virtudes y grandes decadencias, es un encuentro nostálgico con la realidad que nos rodea y acecha cada día mientras suena la canción Blue moon, ya saben la canción Blue moon.