Beach House: el pop de ensueño hecho realidad
Por Andrés Díaz Nava
La lluvia devino en el final de la tarde, justo cuando los primeros asistentes comenzaban a darse cita a las afueras del Plaza Condesa. El mal clima para nada impidió que desde algunas horas antes, los primeros fanáticos hicieran acto de presencia para ocupar un lugar preferencial en el concierto.
Los rumores aparecieron a finales del 2012; sin embargo, fue hasta abril pasado cuando se confirmó la visita del dúo de dream pop Beach House a nuestro país. En primera instancia, parecía que los tendríamos para formar parte del line- up del Corona Capital, pero no fue así, la visita tenía un motivo en particular: la celebración del quinto aniversario de la disquera Arts&Crafs México.
El acceso comenzó a las 8 de la noche y la motivación por encontrar un lugar preferencial en el Plaza Condesa se dejó sentir. Apenas autorizaron el acceso, los asistentes se colocaron lo más cerca del escenario que les fuera posible.
En punto de las 9 de la noche, Julio Gudiño salió al escenario con su proyecto personal I Can Chase Dragons! para dar inicio a la velada. Con un set de aproximadamente 30 minutos, el proyecto de Gudiño logró calentar el ambiente para lo que se veía venir. “Escoge tu animal”, “Tauro”, “Republiqué” , “Cuántas caras” y un par de sampleos a canciones populares mexicanas dieron los primeros indicios de lo que sería una noche memorable.
Cinco minutos antes de las diez de la noche, Alex Scally apareció en el escenario para afinar preparativos de su guitarra. Exactamente a las diez de la noche, Victoria Legrand, Alex y Dan Franz —baterista invitado en el tour—, ocuparon sus lugares para dar inicio a la noche atmosférica.
Una escenografía de ensueño: luces tenues, cálidas; acompañadas por unos marcos que cambiaban de iluminación en cada canción. Así fue como el sonido de Wild, de su más reciente material discográfico, Bloom (2012), fue la encargada de romper la expectativa del público y lograr los primeros alaridos de la noche.
A continuación, New Year y en Norway, se comenzaron a escuchar el canto al unísino por parte del público que acompañaba a la atomosférica voz de Victoria Legrand. Es de considerar el gran trabajo de la banda estadounidense para ligar una canción con otra, a pesar de no pertenecer al mismo disco, logrando así una continuidad ideal en cada canción del setlist.
Gila fue de las pocas canciones del Devotion (2008) que tocaron, Other People y Lazuli, hasta ahora, de las más ovacionadas. Beach House demostró el por qué no necesitan de grandes escenarios para dar un concierto de calidad; esto, además del gran trabajo con la escenografía, tan íntima como precisa.
En el siguiente bloque del setlist Astronaut de su material Devotion y Master of None de su material homónimo fueron las encargadas de regresarle al concierto ese toque íntimo y melódico, y con ello, colmar los alaridos y en cambio, pasar a una conexión casi por entendida con la banda.
Tras una tímida interacción de Victoria con el público mexicano, fue Alex Scally que, enfundado en un saco blanco y una cabellera dorada, se acercó al micrófono y menciono su anécdota con un taxista citadino, quien le platicó la leyenda de la comida mexicana y la famosa dieta de la T.
Used to be, Lover of Mine y Real love fueron de las más coreadas por el público, dándose por entendido que fue el Teen Dream (2010) el material que catapultó a los de Baltimore a la cúspide del gusto mundial. Justo en este bloque donde los suspiros, los cánticos algunos tímidos y otros ensordecedores, se comenzaba a vislumbrar lo que sería un cierre de alarido.
En un par de minutos de descanso, Victoria tomó un papel en el que hubo escrito algunas palabras en español para dirigírselas al público mexicano. Agradeció a los fans por el cariño, a Arts&Crafts por creer en su proyecto y por último, a nuestro país, diciendo que parte de nuestro quehacer artístico y cultural ha influenciado el proceso creativo de Beach House.
Con el público a sus pies, justo cuando el alarido no podía ser mayor, cuando las manos de los fanáticos sudaban y los corazones se habían rendido al encanto de las palabras de Victoria, sonaron los primeros acordes de Zebra y con ello, el momento cumbre de la noche. Fue aquí donde la atmósfera creada invadió a todos los asistentes y la melódica voz de Victoria, aunado a la trágica letra de la canción, desbordaron la melancolía de algunos.
Wishes y Take Care de las favoritas del público sirvieron como preámbulo al espectáculo que se vivió con 10 Mile Stereo donde la fuerza de la voz de Victoria, su cabellera tan perfecta como castaña volcaron su pasividad y vino así un cierre espectacular en el que las luces parpadeantes y la escenografía que emulaba una noche estrellada, marcaron el principio del fin de una noche de ensueño.
Tras esta pequeña tempestad vino la calma y fue la atmosférica y esperanzadora Myth, la canción da entrada su última producción, Bloom, quien cerró la noche en el Plaza Condesa. Después, en el primer y único encore, On the Sea e Irene, fueron las encargadas de sellar con un halo de ilusión y esperanza esa noche que quedará en la memoria de muchos, quienes ahora esperaremos impacientes la siguiente visita de los máximos exponentes del dream pop.
Suena (se lee) a que hubiera sido genial estar ahí