Fluoxetina: la dosis ideal para el apachurramiento crónico

La fluoxetina es un medicamento ampliamente conocido por tratar casos de depresión, ataques de pánico, trastornos de la alimentación entre otras neurodivergencias. Es una píldora poderosa, un aliciente para que el día a día sea un poco más llevadero para quienes viven con estos padecimientos.
Sin embargo, la realidad es que vivir con una severa depresión no se aliviana tan repentinamente con tomar una píldora “mágica”. Sí, la parte química del cerebro reacciona ante este medicamento, pero ¿y todo lo demás? ¿De qué manera funcionan la mente y los sentimientos cuando se vive de esa manera? ¿Qué medicina toma uno para eso?
Ante todo, es necesario un escape de las cosas que existen en el plano de lo simbólico, de lo humano, por lo que no es de extrañar que sean estos episodios una fuente de inspiración para las dolencias más profundas. Más que romantizar el sufrimiento, el arte es una forma de dejarlo fluir, y la música ha sido un conducto idóneo para muchas personas que viven una batalla interna.

En ese sentido, Fluoxetina, ocurrido el pasado 29 de julio en el House of Vans, fue un recordatorio de que, si bien la salud mental no es un juego, compartir ese viaje sí puede serlo. Con una alineación pequeña pero provechosa, el sur-poniente de la CDMX pudo compartir con Mathilde Sobrino, Pepe Pecas, Kalifrn y Magma Smegma un momento de lucidez entre tanta tormenta.
Los ritmos de rap, hip-hop, trap, pop, punk, jazz y música experimental, retumbaron en las paredes del ex – Bulldog para celebrar el regreso de una de las propuestas más personales de la ciudad, Mathilde Sobrino, tras la separación con su proyecto anterior, situación que dejó estragos en el cora que ha tenido que aprender a canalizar con la música.
Acompaña de colegas, amigxs y otrxs artistas a quienes mostró un profundo respeto y admiración, Mathilde puso al recinto a mentar madres a “güera oxigenada”, a acompañarle en una merecida lloradita y a gritar algunos de sus recientes temas como High, Merch o Freaky.

A su vez las apariciones espontáneas de Pepe Pecas pusieron a los corazones rotos a rabiar y tristear con las letras de lo que llama “música para sentirse drogadx”, con una energía que sólo se puede ver en el underground chilango, que refleja ese estado perpetuo de caos que es esta ciudad.
Del mismo modo, Kalifrn presentó los temas de su primer EP, TIEMPO, que consiste en una mezcla de estilos musicales que lo vuelven una propuesta variopinta y de grandes posibilidades. Así como Natalia Villaseñor, a.k.a Magma Smegma y su pop de corazón eternamente roto, iniciaron esta ceremonia con los sintetizadores ideales para abrir el apetito del público.
Sin duda Fluoxetina fue, para muchxs un reencuentro, para otros un descubrimiento, para quienes subieron al escenario un momento de desahogo y para todxs un merecido descanso de las torrenciales lluvias de la intemperie, pero también de los adentros. Una cura necesaria para el apachurramiento crónico.
Fotografías: Qornelio Reyna

















