Siddhartha, un soundtrack para volar cometas y disfrutar del amor
Por Miriam Sanabria Colin
Hace un par de meses llegó a mis oídos lo que parece ser uno de los mejores materiales que se verán en la escena de la música mexicana de este año, un disco que se mueve entre la meditación, el amor y el placer espiritual, así es El vuelo del pez del bien nombrado Siddhartha.
Parece que el buen Jorge Siddhartha se ha tomado muy en serio eso de la búsqueda del Om y hace honor al significado de su nombre, “el que alcanzó sus objetivos”, porque El vuelo del pez es un álbum redondo, maduro y placentero. La combinación de lo físico y lo espiritual, de sonidos sintéticos y atmosféricos que enmarcan la voz liviana y despreocupada del intérprete, narrando historias de amor, ruptura y renacimiento siempre desde la perspectiva casual e introspectiva reflejada en su lírica.
Con un pasado como baterista de Zoé, Siddhartha se lanzó al abismo como solista produciendo dos materiales previos: el primero de ellos fue Why You? (2008), seguido de Náufrago (2011). Ahora, en el 2015, El vuelo del pez mantiene esa estética ermitaña y extrañamente optimista, cargada de ritmos sensuales y astronómicos que resultan en un compilado de once canciones atrapantes que refuerzan el talento y el estilo de un epicúreo moderno.
El vuelo del pez abre con “El Aire”, un tema de estilo futurista que habla de la separación y el olvido cuya fuerza reside en la interpretación onírica de Siddhartha; a ésta canción le sigue “Infinitos”, pieza con carácter de añoranza, pero que en cierta forma representa el estilo de todo el trabajo de este músico, una mezcla casi imposible entre la negatividad del quiebre y la alegría de una melodía positiva.
“Bacalar”, en honor a un pequeño poblado del bello Quintana Roo, nos lleva con el viento y la meditación a un lugar hermoso como la playa cálida del sureste mexicano, una canción que se escucha entre la briza húmeda y ruido de las olas del mar, a “Bacalar” le sigue “Una señal”, track que aborda el renacimiento a través de la reencarnación.
“El deshielo” es de aspecto lento, más pesada que las demás y contrasta con el carácter jovial y alegre de “Ecos de miel”, cuya temática anecdótica contiene la frase que podría hacer referencia al título del disco “Siempre fui un pez con mis lágrimas de sal, perdido entre el camino del destino y el azar”. También se incluyen “Gota a Gota” y “Tonigh” en español e inglés; por otro lado está “Fogata”, pieza positiva que fluctúa entre el cuestionamiento de la existencia y el renacimiento personal.
El tercer material de Siddhartha cierra con “Loco”, la parte más sensual y despreocupada de todo el álbum que cuenta con la colaboración del talentoso Caloncho; es en suma, una canción para volar cometas y disfrutar el amor a plenitud, el cierre perfecto de un disco bello y disfrutable hecho para mirar al cielo en busca de peces voladores.