El jazz contemporáneo en México: aislamiento y popularidad

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 Por Miriam Sanabria Colin

Dentro de los muchos géneros musicales que existen, el jazz es uno de los más particulares: no es centralista, no se crece con la fama y la popularidad, se mantiene en la intimidad, toca el corazón en la oscuridad y golpetea los pies y la cabeza con el fraseo del piano, el bajo y el saxofón. Nace de la altivez occidental, pero hecha sus raíces en el dolor y la melancolía africana; a diferencia de cualquier otro estilo musical, el jazz se sirve muchas veces de la improvisación apartando los juegos de composición rígida e interpretación descorazonada. El jazz es el principio de todo, ya lo decía el guitarrista mexicano Carlos Santana: “El rock es una piscina, pero el jazz es todo un océano”.

En nuestro país este género vive un buen momento, nacientes bandas y consolidados músicos mantienen la escena viva y luchan en un medio de caras bonitas y ajustes con Pro tools. El jazz en México carga con el estigma de ser sólo para élites, desconocido para algunos, extraño para otros, se combina y abreva de otros estilos musicales que lo proyectan a distintos públicos.

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Nacientes festivales culturales exponen al jazz como una opción que se comporta como un oasis cultural para nuevas generaciones. Por ejemplo,  El Festival de Rock Progresivo y Jazz Fusión que se llevó a cabo en Iztapalapa el pasado 26 de julio; el Festival Clazz Continental Latin Jazz que se realizó en febrero en el Centro Cultural del Bosque; el Eurojazz que cada año organiza el CENART, así como los consolidados festivales culturales en cuya carteleras vemos a representantes nacionales e internacionales, de los cuales próximamente vendrá la edición 2014 del Riviera Maya Jazz Festival y el JazzTamFest que organiza el gobierno de Tamaulipas en agosto, así como el tradicional y multicultural Festival Cervantino en el estado de Guanajuato.

El núcleo de jazzistas mexicanos es sólido y talentoso, actualmente músicos como Eduardo Piastro (Eduardo Piastro cuarteto), Agustín Bernal (Agustín Bernal trío) o Jorge “Luri” Molina (Paté de Fuá), se ubican en la escena musical con agrupaciones que colocan a este género por distintos caminos; otros más se han convertido en verdaderas leyendas, como lo son Chilo (Cecilio) Morán, Juan José Calatayud, Leo Acosta, Tomás Rodríguez y Víctor Ruiz Pazos, así como la cantante Patricia Carreón y la pianista Ana Ruiz entre otros muchos nombres de importancia.

En la escena más accesible del jazz mexicano se encuentran bandas que lejos de aislar al género en su estructura pura lo combinan y agrupan para llevar al público, en su mayoría joven, una música que pueden reconocer pero que sabe diferente, prueba de ello es Calacas Jazz Band, banda que ejecuta una interpretación alegre y contagiosa, o Paté de Fuá que fusiona el tango, el fox-trot y las tarantelas italianas a composiciones armónicas y a la vez cadenciosas atractivas para aquellos que empiezan su camino hacia estos géneros musicales.

También se pueden mencionar las voces femeninas a cargo de Danna Garay o Leika Mochan, cuyas interpretaciones son consecuencia de una ardua preparación musical y que rememoran con su trabajo a cantantes como Nat King Cole o Billie Holiday. Otras agrupaciones frescas y clásicas como Beaujean Project, formada por cantantes con un estilo fresco acompañados de Nicolás Santella (piano) e Israel Cupich (contrabajo), importantes intérpretes del género.

La lista es larga, el jazz ya no se ubica más en los sótanos musicales, su franqueza acerca a públicos cada vez más diversos enriqueciendo el panorama cultural y musical de nuestro país y nuestros pies están listos para seguir el ritmo.

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