LA EVOLUCIÓN DEL DUENDE JUBILOSO

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Por Efigenia Mendiola

@EfiMendiolaM

Ya llegaron esas fechas del año en donde Santa Claus y los Reyes Magos les brindan a los niños más pequeños, las esperanzas de obtener nuevos juguetes mientras que los niños un poco mayores, les piden a sus padres los juguetes más ostentosos y de última tecnología. En los centros comerciales ya están disponibles Santa Claus y Los Reyes Magos para que los niños y adultos puedan tomarse una foto con ellos. No sé si se han percatado de que la calidad de Santa Claus y Los Reyes Magos depende del lugar en donde se tomen la foto. En el centro comercial Perisur, por ejemplo, Santa Claus no tiene unos kilitos de más sino toneladas de relleno en su traje y todo el rubor de la marca Revlon en su rostro. El rey mago Baltasar es importado porque -y seamos honestos- ya sale muy caro bañar a Baltasar en petróleo.

No obstante, Santa Claus le ha dado batalla a Los Reyes Magos, y aunque los niños mexicanos creen más en Los Reyes Magos, la globalización y la empresa Coca-Cola han contribuido en el crecimiento de la tradición Santa Clauseana en México. Además, se está convirtiendo en el Quetzalcoatl de México; el hombre blanco y barbudo en traje rojo. En víspera de navidad se puede encontrar la imagen de Santa Claus en diferentes comerciales, películas, canciones, bebidas y en los tapetes para baños de ciertas familias. Santa Claus llegó a México en el porfiriato y desde entonces ha evolucionado el Santa Claus que ahora conocemos. La leyenda más conocida acerca del personaje del traje rojo es la de San Nicolás, quien dejó dinero en los botines de las hijas de un marinero para que éste tuviese para el dote de sus hijas y ellas pudiesen contraer nupcias.

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Clement Clarke Moore, quien fue profesor en la Universidad de Columbia, fue la primera persona en escribir un poema acerca de cómo era Santa Claus en Twas The Night Before Christmas. El poema se sitúa en el siglo XVIII y Santa Claus es un duende, no un ser humano, sino un duende con poderes sobrenaturales que no podían ser explicados en aquél tiempo como características de un cristiano común. Con la imagen que describe Moore en su poema, ¿realmente Santa Claus es para los niños? Es difícil deducir que Santa Claus es para un público infantil cuando el personaje representa la esperanza de un mejor futuro en base de mentiras que un niño termina por descubrir en el transcurso del tiempo. Frank L. Baum escribió The Kidnapped Santa Claus en donde cuenta cómo fue secuestrado Santa Claus por un villano que intentó destruir la navidad para muchos niños. En este cuento, como en el poema de Clement Clarke Moore, Santa Claus simboliza la esperanza y el villano el gobierno. ¿Por qué no? El gobierno a través de la historia ha contribuido en las miserias humanas de un pueblo y la necesidad de contruir a un personaje como Santa Claus es prueba de ello.

Posteriormente, a Santa Claus le dieron una esposa para crear una equidad de género y a Rodolfo el reno para convertirlo en su amigo fiel. De manera paulatina, Santa Claus dejó de convertirse en un símbolo de esperanza a convertirse en un producto comercial más porque ya nadie requiere de su magia. Últimamente en YouTube, los comerciales que duran una eternidad, tratan temas navideños y regocijo familiar. En un comercial de YouTube, una pareja se encuentra sentada en el sillón de su sala disfrutando de la noche buena, abrazados, sonriendo y durmiendo cuando de manera abrupta entra Santa Claus a dejar los regalos. Sin embargo, el señor ya le había dejado una carta diciéndole: No gracias, Santa. Yo ya compré todo lo que necesitaba con mi tarjeta de crédito, puedes regresar de donde viniste. La esperanza hizo una metamorfosis de Santa Claus a una tarjeta de crédito. En este comercial de quince segundos, la manera en que entra Santa Claus a la casa es imprudente pero ningún niño lo ve así.

Como adulto, imagínen un señor en traje rojo con la circunferencia de un Rotoplas entrando por su chimenea, ¿y si no tienen chimenea? Entrando por la ventana para comerse las galletas Emperador y NutriLeche, mientras sus venados lo esperan en el techo o en la cochera. Es algo perturbador, ¿no?

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Ahora bien, no sólo se ha ido desapareciendo el propósito de este personaje, pero a México ha llegado el espirítu Moralista de Santa Claus. Si de niño(a) mataste a un pajarito con tu resortera, podías estar seguro de que esa navidad Santa Claus te iba a llevar un par de zapatos y no precisamente para que las usaras. Santa Claus es el moises en traje rojo y el bulto de juguetes que carga, los diez mandamientos. Es una manera de lograr que un niño pequeño no desobedezca y tenga un buen comportamiento todo el año. Claro, hasta que descubra que sus padres son los que traen sus regalos cada navidad.

Desde que llegó Santa Claus en pleno Porfiriato, ha evolucionado en el transcurso de los años en todos los medios de comunicación y más con la empresa Coca-Cola. ¿Quién puede olvidar a la familia de los adorables osos polares? ¿El calientamiento global, qué? Esos osos polares se la pasaban muy bien en los glaciares y, ¿quién puede olvidar al Santa Claus que le encantaba tomar Coca-Cola aunque -muy probable con el sobrepeso que tiene- le podía dar un coma diabético? En películas, series, canciones y libros, el hombre del traje rojo seguirá cambiando por los siglos de los siglos hasta que quizá llegue a convertirse en un roboSanta y siga impregnando a México con su risa: ¡JO JO JO JO!

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