LINNE

Ambientada en los noventas, esta serie mexicana es una de las mejores propuestas que hemos visto recientemente. A continuación, te platicamos más a detalle de esta producción digna para maratonear.

Una serie que disfrutarás por su historia y soundtrack

La primera escena de Nadie nos va a extrañar es una cartografía de la nostalgia que nos espera: una historia enmarcada en el lejano Distrito Federal (hoy Ciudad de México); imágenes de taxis, combis y microbuses; la indolente espera del tránsito citadino; madres corriendo para dejar a sus hijos en la escuela.

Aquí, en este intro, conocemos a los protagonistas de este coming of age: Tenoch, un joven inteligentísimo que llegó a la ciudad para estudiar gracias a una beca; Marifer, amante de la música y la más introspectiva, pero también la más creativa del grupo; la alegre Daniela, siempre con una sonrisa y el mejor segundo promedio de su generación; el justo Alex y su búsqueda de identidad en este mundo; y, quizá el protagonista que sirve de centro a este relato sobre las implicaciones de ser adolescente en los noventa: Memo, dulce, solidario y temeroso, el chico nuevo de la escuela.

Un lunes cualquiera sus vidas se cruzan y, desde entonces, este grupo de amigos fortalece su negocio, el de facilitar y hacer las tareas de los alumnos de su preparatoria, como ellos le llaman, traficar con el conocimiento.

A partir de este momento: Memo, Marifer, Alex, Tenoch y Daniela nos comparten su viaje personal por sus primeras citas, su descubrimiento sexual, las dudas que los carcomen, sus alegrías, sus miedos, sus ganas de formar parte de un algo en este mundo; acompañados por una hermosa selección musical que abarca Caifanes, Duncan Dhu, Fobia, Flans, Hombres G, Magneto, entre otros.

Leer diversos comentarios en X (antes Twitter) sobre la calidez y la profundidad que alcanza Nadie nos va a extrañar, me hizo reparar en la falta que nos hacía una serie que nos remontara a los años noventa, esa época tan icónica como atemporal; un viaje al ático de nuestra memoria, esa memoria que muchas veces permanece intacta.

Esta producción es codirigida por Catalina Aguilar Mastretta y Samuel Kishi

La historia cuenta con el guion de Adriana Pelusi (Rosario Tijeras, Control Z) y Gibrán Portela (La Región Salvaje, Güeros); y está codirigida por Catalina Aguilar Mastretta (Todos queremos a alguien, Cindy La Regia) y Samuel Kishi Leopo, director de Somos Mari Pepa y Los Lobos, una de nuestras favoritas de los últimos años: un emotivo retrato sobre las maternidades, la inmigración, la inocencia, la esperanza y la valentía de dejarlo todo para volver a empezar.

Nadie nos va a extrañar es un viaje nostálgico y milimétrico por la memoria colectiva y personal de cinco jóvenes, la magia de tener esa edad y las preguntas que alguna vez nos invadieron: ¿quiénes somos?, ¿quiénes son mis amigos?, ¿para quién es relevante mi presencia en este mundo?, ¿por qué creemos en lo que creemos?, ¿por qué queremos a los que queremos?

Esta serie me hizo reparar en algunas películas que buscan retratar no sólo la estética sino los ambientes emocionales de otros tiempos. Me recordó a Kids (Larry Clark), a Gummo (de Harmony Korine) o, de reciente aparición, la mexicana Esto no es Berlín (Hari Sama) o la maravillosa Mids 90s, el debut cinematográfico de Jonah Hill.

Esta historia es también un tratado sobre la amistad, sobre transitar de la niñez a la adolescencia, sobre lo que nos duele, pero también sobre lo que nos llena el corazón; un llamado a la importancia de construir relaciones humanas sanas, vínculos afectivos de los que quizá no estemos del todo conscientes en la adolescencia, pero que serán determinantes para lo que nos convertiremos con el tiempo. Y sobre todas las cosas: que todo lo que sentimos es válido, sin importar la edad en la que se nos presente.

Corre a verla en Prime Video y compártenos tu opinión.